En ocasiones la vida (si nos dejamos) nos sorprende, da un volantazo y cambia la dirección que, a veces distraídos y otras por inercia, traíamos.
Suceden colisiones de personas, acontecen situaciones, aparecen oportunidades y retos que, sin saber muy bien por qué, ocurren sin más y traen consigo un gran para qué; una razón que vibra dentro aunque no sepamos del todo reconocer su importancia y significado.



Hace unas semanas de forma un tanto surrealista mi vida tomó un rumbo inesperado y siento que vino de la mano de un significado profundo que de algún modo comulga con mi sentido del compromiso.
Hoy puedo deciros que, a partir de hoy, participaré en el Consell Valencià LGTBI como vocal de la entidad Diversitat Alacant.
La importancia de la creación de este órgano consultivo es que a través de él se realizará la evaluación y seguimiento de la aplicación de la Ley 23/2018 (Ley de Igualdad de las personas LGTB).
He de reconocer que es algo que tocó a mi puerta como aparecen esas cosas mágicas en la vida y que terminan cambiándonos para siempre.
Sé que hay mucho trabajo por delante, que apenas tengo experiencia en temas políticos, pero acaso ¿vivir no es un acto político?
Así que decidí tomarle la palabra al destino y apostar porque mi voz y mi historia de vida como mujer cisgénero, lesbiana, inmigrante y médica, sirva para exponer la realidad de muchas personas. y que así, un día todas las personas en la cotidianidad seamos «iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social».